Lecture quotidienne
Conviértase en un candidato para recibir la prosperidad
Recuerdo que hace tiempo, Kenneth y yo sabíamos que debíamos confiar en que Dios tomaría el control de nuestras finanzas. No obstante, yo consideraba que era mi trabajo preocuparme por cómo pagaríamos nuestras deudas. Pasaba gran parte de mi tiempo pensando: ¿Qué vamos a hacer con estas deudas? ¡Creía que era mi obligación preocuparme! Entonces ¡descubrí que no era la voluntad de Dios que me preocupara! Su voluntad es que confiemos en que Él cuidará de nosotros. También entendí que como creyentes no debíamos actuar igual que las personas que viven sin Dios, quienes van tras las riquezas materiales y tras el dinero. Buscan las riquezas porque no tienen un pacto con Dios; por tanto, si no las buscan ¡no las obtendrán! Sin embargo, no somos como estas personas. No estamos en este mundo sin Dios y sin un pacto (Efesios 2:12-13). El Señor nos ha prometido provisión, nos ha asegurado en Su Palabra que no sólo suplirá nuestras necesidades, sino que también nos dará en abundancia. No obstante, es importante recordar que un pacto siempre se establece entre dos personas, y cuenta con dos partes. Un pacto indica: « Si usted hace esto, entonces yo cumpliré mi parte ». La parte que Dios debe cumplir en este pacto es prosperarnos -en espíritu, alma y cuerpo, así como financieramente-. En cambio, nuestra parte no consiste en perseguir la prosperidad, sino en buscar primero Su Reino. ¡E imitar Su manera correcta de ser y de proceder! También nos corresponde declarar: Señor, haré cualquier cosa que Tú me ordenes que lleve a cabo. Obedeceré Tu Palabra y realizaré lo correcto ante Tus ojos -incluso cuando parezca difícil-. Por supuesto, obedecer la Palabra no le costará nada, a la larga ¡le brindará grandes beneficios! Pues cuando busca a Dios y actúa conforme a Sus caminos, usted siempre se coloca en una posición para recibir en abundancia. Seré honesto con usted, habrá momentos en los que no sabrá cómo llegará ese incremento a su vida. Kenneth y yo lo experimentamos, pues hemos atravesado por esa situación. Cuando leímos por primera vez Romanos 13:8, no estábamos muy emocionados por lo que allí enseñaba. En ese entonces, nos parecía como que si nunca lograríamos alcanzar el éxito en el área financiera, sin tener que prestar dinero. Pensábamos: ¿Cómo compraremos un automóvil, una casa o cómo financiaremos nuestro ministerio? ¡Estamos perdidos! No obstante, ya habíamos decidido obedecer a Dios, sin importar cuál fuera el precio; así que nos comprometimos con Él para que nos sacara de la deuda aunque nos pareciera una desventaja. Por supuesto, es una de las más sabias decisiones financieras que alguna vez hayamos tomado. Así funciona todo el tiempo. Obedecer a Dios ¡siempre obra a nuestro favor! Por tanto, colóquese hoy en una posición para prosperar. Déle a la Palabra el primer lugar en su vida. Comprométase a salir de la deuda y vivir libre de ella. Realice los cambios que el Espíritu Santo le indique, y ¡conviértase usted mismo en un candidato para recibir la prosperidad! 2 Samuel 1-2; 1 Corintios 15 Me mantengo libre de deuda y no le debo nada a nadie, excepto amar a los demás (Romanos 13:8).
Scripture Study: Salmos 37:21-40
Inscrivez-vous pour recevoir la lecture quotidienne dans votre boîte de réception.
Become a Candidate for Increase
I remember back before Ken and I knew we could trust God to take care of us financially, I thought it was my job to worry about how we were going to pay our bills. I spent a great deal of my time thinking things like, What are we going to do about this or that bill? I think I felt obligated to worry!
Then I found out it wasn’t God’s will for me to worry! His will is for us to believe Him to care for us. I also learned that as believers, we’re not to seek after material riches. We’re not to pursue money like people do who are without God. They have to pursue it. They don’t have a covenant with God, so if they don’t seek material goods, they won’t get them!
But we’re not like those people. We’re not in the world without God and without a covenant (Ephesians 2:12-13). We have God’s promise of provision. He has assured us in His Word that He will not only meet our needs, but give us abundance.
It’s important for us to remember, however, that a covenant is always between two parties. It has two sides to it. A covenant says, If you’ll do this, then I’ll do that.
God’s part of the covenant is to prosper us—spirit, soul and body, as well as financially. Our part is not to seek after prosperity, but to seek first His kingdom, His way of doing and being right! Our part is to say, “Lord, I’ll do whatever You tell me to do. I’ll obey Your Word and do what is right in Your sight—even if it looks like it will cost me.”
Of course, obeying God’s Word never costs in the long run. It pays! You always put yourself in a position for increase when you seek after God and do things His way.
I’ll be honest with you though, there will be times when you can’t see how that increase is going to come. Ken and I know. We’ve been there.
When we first read Romans 13:8, we weren’t too excited about it. At that time in our lives, it looked to us like we’d never be able to do anything financial without borrowing money. We thought, How will we ever buy a car? How will we get a home? How will we finance our ministry? We’re doomed!
But we had already decided to obey God no matter what the cost, so we committed to Him to get out of debt even though we thought it would be to our disadvantage. Of course, that decision has since turned out to be one of the wisest financial decisions we’ve ever made.
That’s the way it always is. Obeying God always works to your advantage in the end! So start today putting yourself in a position to increase. Give His Word first place in your life. Commit to getting out of debt and living debt free. Make the adjustments the Holy Spirit tells you to make. Make yourself a candidate for increase!
Speak the Word
« I keep out of debt and owe no man anything, except to love him. » (Romans 13:8, amp)
Scripture Study: Psalm 37:21-40