El favor de Dios se manifiesta en su vida a causa de la bendición del Señor. Desde hace mucho tiempo he sido cristiana, y a través de los años me he dedicado más al Señor. Y en este proceso he aprendido una verdad muy valiosa acerca de Su favor: dependiendo de cuánto usted se rinda al Señor, así será la medida de favor que recibirá. Cuando obedece a Dios, como resultado obtendrá Su favor y todo obrará para su beneficio. La Biblia declara que para aquellos que lo aman, todas las cosas les ayudan a bien (Romanos 8:28). Sin embargo, ¿quiénes aman a Dios? De acuerdo con lo que Jesús enseñó, son los que guardan y obedecen Su Palabra (Juan 14:23). Las Escrituras nos enseñan que debemos darle la gloria al Señor en nuestro cuerpo y espíritu; nuestras acciones también deben glorificar al Padre. En todo lo que hacemos, necesitamos glorificarlo (1 Corintios 10:31). Pecando no le dará la gloria a Dios, sino que viviendo en amor, siendo un dador, una persona amable y buena, y ministrando a otros. ¡Haga todo para la Gloria de Dios! Adórelo, sírvale y obedézcale porque ¡Él es Dios! Cuando lo tratamos como Dios, le obedecemos, le servimos y cumplimos todo lo que nos indica, entonces el favor se manifestará a nosotros. El favor sobrenatural y las bendiciones no tendrán otra opción más que venir a nuestra vida. Por tanto, hónrelo, obedézcale y ande con Él. Permanezca a la expectativa de recibir el favor de parte de Dios y de la personas. Entonces el favor lo acompañará dondequiera que vaya. Isaías 32-33; Salmo 43 Yo recibo del Señor, y Él me demuestra bondad y me trata con favor (2 Corintios 6:17).