¡Usted es amado!
Lo que estoy a punto de compartirle, transformó mi vida más que cualquier otra revelación. Ya nunca más volví a leer de la misma forma el Nuevo Testamento. Cada duda que había tenido ?o que pudiera tener? acerca de la prosperidad, la sanidad u otra bendición de Dios fue resuelta. La revelación a la que me refiero es tan grande como la eternidad, pero puede resumirse en una pequeña palabra hebrea: kjésed. Quizá ésta no signifique nada para usted en este momento, pero una vez que su espíritu llegue a comprenderla, será como liberar un ave de su jaula. ¿Qué verdad puede ser tan poderosa? Léalo por sí mismo: «Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto;…» (Oseas 6:6-7). La palabra misericordia en ese versículo, es la palabra hebrea kjésed. Ésta fue traducida en el Antiguo Testamento como: « misericordia, bondad, tierna misericordia, Su amor bondadoso y fidelidad ». En el lenguaje griego se conoce como Ágape. Aunque en los días de Jesús la palabra Ágape era parte del griego, hasta que Jesús la utilizó; la gente supo qué significaba, pues no se usaba en el lenguaje popular. Incluso en la actualidad, las personas todavía no conocen su significado. Si les explicara acerca del amor incondicional y de la verdadera misericordia, no comprenderían realmente. Pues sin ese entendimiento, no se puede tener la más mínima idea de cuál es la esencia de nuestra relación con Dios. Si tiene alguna duda, invierta un poco de su tiempo leyendo todo el Salmo 136. El término kjésed se menciona en los 26 versículos. Obviamente, el salmista estaba explicándonoslo. Nos estaba enseñando que la fuerza absoluta detrás de las acciones de Dios era kjésed. Más que sólo una cualidad, kjésed es la naturaleza de Dios. El Nuevo Testamento lo declara de esta manera: « Dios es ágape » (1 Juan 4:16). En el reino natural, al término kjésed lo podemos comparar con el tierno, incluso feroz amor protector que una madre tiene cuando sostiene en sus brazos a su bebé y siente que el corazón se le sale. A causa de ese amor, ella expresa: « Te alimentaré, mi pequeño. Te cuidaré, y te enseñaré todo lo que sé. Y velaré para que nadie te haga daño ». Ésa es una analogía de lo que significa kjésed. Es una imagen del Dios todopoderoso expresándole: Nunca te dejaré ni te abandonaré. Sin importar cómo se sienta hoy, usted es amado. Sus sentimientos tal vez le digan lo contrario, pero su Padre celestial lo ha amado con Su kjésed desde el principio de su vida. Él lo ama de manera incondicional, así como usted es, cada día de su vida. Él nunca cambia… Él nunca lo dejará ni lo abandonará. Reciba Su abrazo y Su amor ahora. Levítico 4-5; Lucas 7 Le agradezco al Señor porque Él es bueno. Su amor y Su misericordia perduran para siempre (Salmos 136:1).
Scripture Study: Salmo 136
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© 1997 Shalom-Verlag. Autorisierte Übersetzung der englischen Ausgabe. Diese Übersetzung wird veröffentlicht und verkauft mit Erlaubnis von Eagle Mountain International Church, Inc./Kenneth Copeland Ministries, dem Inhaber aller Rechte zur Veröffentlichung und zum Verkauf dieses Werkes.