Si Dios lo ha llamado para cumplir algo que considera imposible de lograr en lo natural; es probable que el diablo lo esté bombardeando con pensamientos de duda, temor y desánimo. Sin embargo, no permita que lo lleve por ese camino, ni que le impida meditar en la habilidad y la fidelidad de Dios para llevar a cabo esa tarea. Resista la tentación de pensar en sus problemas y en la incapacidad… eso es preocupación. Ya no pelee, descanse y relájese. Dios es consciente que lo llamó a realizar algo imposible, y sabe que usted tiene un problema con esa realidad. Y a Él no le importa esperar, mientras usted acude a Su Palabra y desarrolla el coraje que necesita para cumplir la tarea. No entre en pánico. Sólo continúe recordando que mientras tenga su Biblia y su fe, podrá cumplir cualquier cosa que el Señor le pida. Olvide esos pensamientos de debilidad; y en lugar de ello, enfóquese en la sorprendente habilidad de Dios. Comience a decirse a sí mismo: Aleluya. ¡Dios está conmigo! Él nunca, nunca, nunca me dejará indefenso, desamparado o defraudado; ¡en ningún momento! Luego abra su Biblia y decida creer lo que ésta declara respecto a su vida. Trátela como el pacto que Dios le juró con sangre. Manténgala frente a sus ojos, oídos y labios. Tome la decisión de calidad de no apartarse de ella hasta que el poder de Dios mismo se levante en su interior, y aplaste al temor. Una vez que tome esa decisión, no habrá vuelta atrás, ¡pues ésta lo llevará a la tierra prometida! Ezequiel 40-41: Salmo 113 ¡En ningún momento el Señor me dejará ni me desamparará ni me defraudará! (Hebreos 13:5).