Después de leer varias veces el libro de Josué, me convencí de que mientras Dios comenzó a darle a Josué Sus instrucciones (capítulo 1), él estaba muy conmocionado por la magnitud de la tarea que tenía por delante. Sin embargo, Dios no le habló a Josué acerca de las imposibilidades, simplemente continuó repitiéndole: ¡Esfuérzate y sé valiente! El Señor no le pidió que realizara cosas grandes, ni le dijo: « Anda y mira como te las arreglas para cruzar el río ». Dios le declaró: Solamente… (¿Notó esa expresión? ¡Solamente!) ¡Solamente esfuérzate y sé muy valiente! En otras palabras: Josué, lo que te corresponde en esta misión es esforzarte y ser valiente, y Yo me encargaré de todo lo demás, ganaré las batallas, mantendré al pueblo en orden y te mostraré cómo debes repartir la tierra. ¡Sólo sé valiente! Es posible que diga: « Bien, hermano Copeland, ¡Dios jamás me lo ha dicho! ». Sí se lo ha manifestado. De hecho, lo escribió para usted en el Nuevo Testamento: «…porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre» (Hebreos 13:5-6). Por tanto: «… hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza» (Efesios 6:10). Al enfrentar cualquier desafío, recuerde que Dios ya le ha dado Sus instrucciones: Esfuérzate y sé muy valiente. Si lo cumple, Él se encargará del resto. Ezequiel 14-15; Salmo 99 Soy valiente y esforzado (Josué 1:6).