No pase por alto las bendiciones
Es fácil poner los ojos espirituales solo en los problemas de la vida y pasar por alto las bendiciones. Como resultado, terminamos sufriendo en situaciones en las cuales deberíamos regocijarnos.
Permítame explicarle lo que quiero decir. No hace mucho tiempo, este ministerio estaba haciendo frente a grandes presiones económicas. Me levanté en fe contra ellas. Luché contra ellas con la Palabra y en oración.
Lo que no entendí fue que, durante ese tiempo en que los problemas parecían tan grandes, las bendiciones eran aún mayores. Este ministerio estaba extendiéndose más, ministrando a más gente, escribiendo más cartas, sacando a luz más publicaciones y enviando cintas de enseñanzas como nunca antes. Era un tiempo sin igual; era tiempo para regocijarse. Pero no me di cuenta de ello por estar tan ocupado pensando en los problemas. Tenía la visión tan estrecha que lo único que podía ver era la presión. Pasé por tiempos difíciles cuando debí haber estado proclamando la victoria.
Pero gracias a Dios, Él me despertó antes de que todo acabara. Me despertó a las bendiciones y me recordó que los problemas son temporales y que pueden cambiar, pero que Dios y su Palabra de victoria nunca cambian.
Si usted está pasando por tiempos difíciles, despierte a las bendiciones que hay a su alrededor. Usted será mucho más eficiente al hacer frente a los problemas si le da a Dios la gloria por las soluciones que Él ya ha provisto. Quite sus ojos del problema y mire alrededor; y muy pronto estará proclamando la victoria.
Lecture conseillée: Salmo 13