El libro de Proverbios nos da un principio muy básico para tener éxito. Es el siguiente: si quiere que Dios le honre y le bendiga en cualquier aspecto de su vida, usted tendrá que honrarle en ese mismo aspecto.

Si quiere que Dios le bendiga económicamente, usted va a tener que honrarle con su dinero, o como este versículo lo describe: con las primicias de todas sus ganancias. En otras palabras, usted va a tener que diezmar.

Ken y yo sabemos eso por experiencia. Cuando empezó nuestra vida con el Señor, estábamos en una situación económica terrible. Estuvimos en esa condición por varios años porque no éramos constantes en cuanto al diezmo. Oh, sí, tratábamos de diezmar por algún tiempo, pero luego lo abandonábamos.

Entonces, un día, tomamos la decisión firme de que íbamos a diezmar sin importar las consecuencias. Ahí fue cuando empezamos a salir de los problemas económicos. Cuando empezamos a honrar a Dios con nuestro diezmo, Dios empezó a bendecirnos en ese aspecto de una manera milagrosa.

Quizá usted diga: « Bueno, Gloria, la verdad es que en la actualidad no puedo darme el lujo de diezmar ».

Permítame decirle que usted no puede darse el lujo de no hacerlo. Si no empieza a honrar a Dios con su dinero, el próximo año estará en la misma situación económica que está hoy. Así que, hágalo aunque parezca que no puede hacerlo. ¡Dios es fiel! Si usted le honra con el diez por ciento que le pertenece a Él, El le ayudará con el resto.

Dele a Dios las primicias; hágalo con fe y con toda confianza. Cuando diezme, adore a Dios y dele gracias por lo que ya ha hecho en su vida. Usted quedará maravillado cuando vea lo que Él puede hacer.