¿Fe o desesperación?
¿Sabía que usted puede provocar que su fe pierda su objetivo? Usted puede tener toda la fe necesaria; y permitir que se esparza en cualquier dirección ¡sin obtener resultados! ¿Cómo? Perdiendo su esperanza. La mayoría de creyentes no le presta mucha atención a la esperanza. No piensan que sea algo muy importante. Y ciertamente no consideran que sea tan vital como la fe; no obstante, lo es; pues la fe no funciona sin ésta. La esperanza es el plano de la fe. Cuando la esperanza se pierde, la fe pierde su objetivo, y ya no tiene una misión que cumplir. Simplemente se esparce. Recuerdo que hace algunos años, eso me sucedió. Por instrucción de Dios, había donado mi avión a un predicador; entonces pedí otro para reemplazarlo. Mientras transcurrían las semanas, cuando el nuevo aeroplano era fabricado, comencé a creerle a Dios por la cantidad total de dinero que necesitaba para pagarlo. Aferrado a mi fe y a las promesas de Dios, todo marchó bien por un tiempo. Sin embargo, unos cuantos días, antes de la fecha prevista para la entrega, me di cuenta que me faltaban US$20,000. Mientras más se acercaba la fecha, me alarmaba más y más. Empecé hacer confesiones de fe tan rápido como pude. Declaraba: Gracias Dios, porque cuento con esos US$20,000. En el nombre de Jesús ¡los tengo!, ¡los tengo!, ¡los tengo! Eso sonaba como una confesión de fe, pero no lo era; yo no estaba confesándolo en fe, sino por desesperación. Me percaté de que algo debía cambiar, así que tomé mi Biblia y mis casetes de predicaciones, subí a mi barco y llegué a la mitad del lago con el propósito de estar con el Señor. Pero, cuando llegué allí, seguía declarando: Gracias Dios, tengo esos US$20,000. En el nombre de Jesús, ¡los tengo!, ¡los tengo!, ¡los tengo!, ¡los tengo!, ¡los tengo! De repente, el Señor habló a mi interior: ¡KENNETH, CÁLLATE! Estoy cansado de escuchar lo mismo. Sólo haz silencio y permíteme mostrarte lo que puedo hacer. Cuando Él me lo expresó, algo sucedió dentro de mí. Mi esperanza cobró vida otra vez. De pronto, estaba a la expectativa de recibir, en vez sentirme desesperado. Empecé a esperar con entusiasmo lo que Dios estaba a punto de realizar, en lugar de temer por lo que sucedería si Él no obraba en esa situación. En efecto, sí recibí esos US$20,000 para cancelar el aeroplano. Fue con algunos días de atraso, pero los recibí (el dinero llegó después porque dejé que mi esperanza se debilitara). Además, el piloto que me lo entregó fue salvo y lleno del Espíritu Santo. No obstante, nada de eso habría sucedido si no me hubiera apartado y encerrado en mi barco durante muchas horas con la Palabra; permitiendo que el Espíritu de Dios reconstruyera y reavivara la esperanza en mi interior. Ésta fue la que me llevó de la desesperación a la fe. La esperanza es una divina imagen interna, la cual nace en el interior de su espíritu por las preciosas promesas de Dios. La fe es la certeza celestial que traerá esa imagen nacida de la Palabra a la realidad. Sin esperanza, la fe no tiene a donde ir. Si usted está enfrentando serias circunstancias, y su fe y sus confesiones se dirigen a cualquier dirección, deténgase. Tome su Biblia, pase tiempo a solas con Dios, y permita que esa esperanza cobre vida en su interior. Deje que el Espíritu de Dios surja de su interior y vuelva a encender ese fuego. Éste le pondrá fin a la desesperación… y una vez más su fe se enfocará sobre su objetivo. Oseas 14; Joel 1; Salmo 124 La fe es la certeza de las cosas que espero y anhelo (Hebreos 11:1).
Scripture Study: Romanos 8:18-25
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© 1997 Shalom-Verlag. Autorisierte Übersetzung der englischen Ausgabe. Diese Übersetzung wird veröffentlicht und verkauft mit Erlaubnis von Eagle Mountain International Church, Inc./Kenneth Copeland Ministries, dem Inhaber aller Rechte zur Veröffentlichung und zum Verkauf dieses Werkes.