juin 14

Dios posee más que suficiente

Gloria Copeland
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

¿Recuerda al hermano mayor en la parábola del hijo pródigo? Cuando el menor reclamó la parte de su herencia, el padre dividió sus bienes entre ambos hijos. El menor derrochó su parte viviendo de forma pecaminosa. Y el mayor se quedó en casa, sirviendo fielmente a su padre. Cuando el hermano menor se arrepintió y regresó, pidió que se le tratara como sirviente en la casa de su padre; sin embargo, éste lo recibió con los brazos abiertos. Ordenó que mataran un becerro para celebrar; luego le colocó una túnica en su espalda y un anillo en su dedo. El hermano mayor estaba furioso y le reprochó a su padre: «…He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme…» (Lucas 15:29). La respuesta de ese padre es muy importante para nosotros; por tanto, necesitamos considerarla con mucho cuidado. Él le respondió: «…Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas» (versículo 31). El padre había repartido los bienes entre sus dos hijos. Entonces después de que el más joven se fue con su parte, todo lo que quedaba en la casa le pertenecía al hijo mayor. ¡Todo! De haberlo deseado, él pudo haberse comido un becerro gordo a diario, pues todo le pertenecía. No obstante, ¡no aprovechó su herencia! Muchos cristianos se verán en la misma situación cuando lleguen al cielo. Se darán cuenta de que no recibieron lo que les pertenecía acá en la Tierra. Se percatarán demasiado tarde de que la tradición religiosa los engañó y los estafó con respecto a su herencia terrenal. Descubrirán que Dios siempre ha querido que Su pueblo viva en abundancia, y todo lo que es Suyo también es nuestro. Él creó todo lo bueno en la Tierra para Su familia. No dejó aquí las riquezas para que el diablo y los suyos las disfrutaran, sino para que fueran nuestras. El Señor desea que usted viva en una buena casa, y que tenga el automóvil que necesita. Él anhela que sea tan bendecido que ni siquiera deba preocuparse por esas cosas. El Señor quiere que usted piense en Él, y no cómo pagará la gasolina cuando llene su tanque la próxima vez. ¡Dios nunca está en quiebra! Él posee suficiente riqueza para suplir abundantemente todas las necesidades de Sus hijos. El problema no radica en que al Señor le falten los recursos, sino en que Su pueblo no ha creído todo lo que Él afirma en Su Palabra con respecto a la prosperidad, y también en que no ha desarrollado la mentalidad del reino de Dios referente a sus finanzas. Por tanto, visualícese más allá de lo que pueda imaginar… y sólo confíe en que Él cumplirá Sus promesas. Actúe, ore, y establezca su fe conforme a la Palabra; y no según sus circunstancias. ¡Desarrolle la mentalidad del Reino! 1 Crónicas 7-8; 2 Tesalonicenses 2 Mi Dios suplirá todas mis necesidades conforme a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19).

Lecture conseillée: Lucas 15:11-32

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