janvier 17

Deje que Dios haga las cosas a su manera

Kenneth Copeland
Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra.

A menudo no recibimos lo que Dios quiere hacer por nosotros porque no hace las cosas como creemos que debe hacerlas. Por ejemplo, nos ponemos a pensar en la manera en que va a sanarnos. Pensamos que va a mandar a algún predicador famoso a poner sus manos sobre nosotros o que el Señor va a derribarnos con una descarga de su poder. Pero cuando no lo hace así, nuestra fe decae y arruinamos lo que Él había planeado hacer.

Eso fue lo que hizo Naamán. Él fue a Eliseo con la esperanza de ser sanado de una manera definitiva. Cuando no sucedió así, la Biblia dice que se fue furioso. Lo que Eliseo le dijo que hiciera era fácil. El tenía que sumergirse siete veces en el río Jordán. Naamán pudo haberlo hecho, pero esa no fue la forma en que él pensó que sería sanado. El creyó que Eliseo lo sanaría con solo pasar sus manos sobre él e invocar el nombre del Señor. Naamán salió precipitadamente, y hubiera perdido la sanidad si uno de sus siervos no lo hubiera convencido de hacer lo que Eliseo le dijo.

Yo era así. Deseaba tanto ver cosas espectaculares de Dios que estaba perdiéndome las que Él tenía planeadas para mí. Cuando lo entendí, dejé de buscar cosas grandes y espectaculares, y me limité a esperar que Dios nada más cumpliera su Palabra.

Recuerdo que una noche fui a una campaña con el tobillo muy lastimado. El dolor era tan fuerte que corría de mi pie hasta mis hombros. Pero fui con la esperanza de que Dios me sanara. Durante la alabanza no hice caso al dolor; me puse a cantar y alabar con todos. Cuando empezó la predicación, tomé mi Biblia y me metí en la Palabra. En algún momento del culto fui sanado. No sé a que hora sucedió, pero no sentí nada ni vi luces relampagueando. Ni siquiera me di cuenta de que había sido sanado, sino hasta después del culto. Había llegado hasta la puerta y pensé: « Gloria a Dios. Mi pie está bien ».

No deje que sus ideas acerca de cómo va a obrar el Señor le quiten su sanidad, su liberación o su prosperidad. Confíe en Dios y deje que Él haga las cosas como Él sabe hacerlas, y El actuará poderosamente en usted.

Lecture conseillée: 2 Reyes 5:1-14

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