juin 13

De perro a príncipe

Kenneth Copeland
Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.

La mayoría de personas conoce la historia del pacto entre David y Jonatán. La Palabra declara que: «El alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo» (1 Samuel 18:1). Estos dos hombres, un pastor y un príncipe, establecieron un pacto de sangre entre ellos. Pero muchos no saben lo que sucedió después de que Jonatán murió. La relación de pacto continuó entre el hijo de Jonatán, Mefi-boset, y David. Observe que el amor incondicional de David (kjésed) no terminó el día en que Jonatán fue asesinado, sino que permaneció en su interior -aunque él se había convertido en rey-. A pesar de que era un hombre rico y poderoso, su pacto con Jonatán aún continuaba ardiendo en su interior. Él estaba tan obligado con dicho pacto que años después exclamó: «…¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?» (2 Samuel 9:1). Un antiguo siervo de Saúl, Siba, le dio la respuesta a David: «…Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies… He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar» (versículos 3-4). Cuando David mandó a llamarlo, Mefi-boset tenía miedo de que lo matara. Por ese motivo, entró al palacio, se postró a los pies de David y comenzó a clamar y a llorar declarando que sólo era un perro sin valor (versículos 6-8). David no sabía que un perro sin valor hablara, pues ante sus ojos Mefi-boset no era un perro; sino un hombre rico, pero él no lo sabía. David mantuvo su pacto con Jonatán… y toda la riqueza de Jonatán había sido guardada para un heredero. Durante toda su vida, Mefi-boset tuvo un pacto con David; sin embargo, no lo sabía. David al igual que Jonatán era su padre, a causa del pacto de sangre establecido entre ellos. Ése es el mensaje de prosperidad de Dios. Mefi-boset jamás hizo nada para convertirse en una persona próspera. Alguien lo mandó a llamar, lo levantó y lo colocó en medio de la situación más prospera que había visto en su vida. Alguien lo amaba -no por algo que hubiera hecho, sino porque él era el heredero de un pacto de sangre-. Una vez que lo comprenda, jamás volverá a creer que no merece ser sano, bendecido o liberado. No necesitó esforzarse para llegar a donde está, excepto recibir a Jesús. Después de aceptarlo, el Espíritu Santo lo atrajo y lo colocó en medio de la abundancia del mismo Dios. Usted se encuentra cubierto por Su sangre, lleno de Su Espíritu, galardonado con Su corona y vestido con la túnica de Su justicia. Reconozca quién es usted en Cristo Jesús hoy. Viva como el hijo o la hija de un Rey. Usted es un príncipe… destinado para vivir en abundancia en espíritu, alma y cuerpo. 1 Crónicas 5-6; 2 Tesalonicenses 1 Dios me ha hecho rey y sacerdote; por tanto, reino en la Tierra (Apocalipsis 5:10).

Lecture conseillée: 2 Samuel 9

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