Antes de dar otro mordisco, ¡deténgase!
¿Alguna vez se ha preguntado por qué oramos por nuestros alimentos? Yo oro por los míos ¡porque voy a comerlos! No lo hago porque mi denominación o religión diga que así debe ser. Pues no tengo una denominación. Si lo hace sólo porque la religión o la tradición lo establece, terminará intercediendo por algo más y orando a favor de Jesús. Él manifestó: Lo que pidieran al Padre en Mi nombre, Él se los dará. Él no dijo nada respecto a interceder por algo más. Yo no oro por eso, sino ¡por el bien de mi estómago! La Biblia asegura que nuestros alimentos son santificados por la Palabra, por dar gracias y orar. Yo oro por éstos porque voy a ingerirlos. Eso es lo correcto, y yo he comido en todo el mundo y en todo tipo de lugares. Incluso hubo comidas que ni tuve la menor idea de qué eran. ¡Y tampoco he deseado probarlas de nuevo! En una ocasión, me encontraba en un lugar donde las personas realizaron un homenaje para mí a las 4:30 de la mañana. Así que me llevaron a desayunar lo que habían preparado. Me senté frente a algo verde servido en mi plato. No tenía ni idea de qué era. Lo vi y pensé: «No voy a comerme esto, mejor voy a ayunar en este instante». Sin embargo, el Espíritu de Dios me preguntó: ¿Qué dice Mi Palabra? Sabía que me dirías eso. La Palabra de Dios establece que cuando salga al campo misionero, coma lo que esté frente a mí. También, que ninguna cosa mortífera me dañará. Y que la comida es santificada. Está bien, lo sé, lo sé, ya capté el mensaje -le respondí. -Eso significa que lo hagas con una sonrisa en tu rostro -añadió Él. Y así lo hice, y al día siguiente ayuné. Cuando ore por sus alimentos, hágalo en fe y simplemente siga lo que el apóstol Pablo manifestó en 1 Timoteo; y recíbalos con acción de gracias. Jesús destruyó el poder de Satanás de contaminar su comida. Orar en fe por ésta, le permite ministrar nutrientes y fuerza a su cuerpo, en vez de dolor y enfermedad. Cuando los recibe con acción de gracias y en el nombre de Jesús, los santifica y los aparta para su uso (Juan 16:23). Así que deténgase ahora mismo, antes de darle otro mordisco a lo que está comiendo; y aprenda a orar de acuerdo con la Palabra: Padre, gracias por estos alimentos. Los recibo, bendigo y santifico, para mi uso según Tu Palabra. En el nombre de Jesús, amén. Ezequiel 46-48; Salmos 116-117 Recibo mis alimentos con acción de gracias, pues son santificados por la Palabra de Dios y por la oración (1 Timoteo 4:4-5).
Lecture conseillée: Éxodo 23:25