El apóstol Pablo nos instruye a que nos fortalezcamos en la gracia. Pero ¿qué es la gracia? Y ¿qué hace? En Tito 2:11-12, él nos declara lo siguiente: «Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente». La gracia nos enseña cómo vivir en libertad en este mundo. Cada vez que el Espíritu de Dios lo corrija y le señale un error que usted está cometiendo, o cuando le hable de algo que lo contrista a Él; no se enoje, ¡alégrese! Porque la gracia de Dios le está enseñando algo para mejorar su vida. Fortalézcase en esa gracia al invertir tiempo a diario en oración. Viva cada día a la expectativa de que el Espíritu de Dios lo aconseje y lo instruya acerca de las cosas de su vida, ¡ya sean grandes o pequeñas! Permanezca a la expectativa de escuchar de parte de Dios. De lo contrario, no lo escuchará; y es muy probable que no lo escuche porque Él habla con voz suave. Por lo general, Sus palabras son dulces, no agobiantes. Si su oído espiritual no está sintonizado con el cielo, seguramente no las escuchará. Por esa razón, cada mañana de su vida, invierta tiempo orando en el espíritu, hablándole al Padre, y recordando que el Espíritu Santo está en su interior para enseñarle y guiarlo constantemente. Conviértase en una persona que se fortalece en la gracia de Dios. Nehemías 11-12; 1 Juan 1 Yo me fortalezco en la gracia que se encuentra en Cristo Jesús (2 Timoteo 2:1).